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Mostrando entradas de julio, 2020
Abrí los ojos, seguías dormida y tus labios dibujaban una sonrisa. En el ambiente aún se sentía el aroma de la noche, de tu sudor, de mí sudor,  de nuestro sexo que estremeció los cuatro puntos cardinales de nuestra cama. Aún escuchaba tu respirar agitado y sediento, mi piel ardía suplicante por la tuya, mis labios seguían sintiendo la humedad de tus besos,  nuestros cuerpos temblaban, eléctricos al menor roce. Al abrir los ojos comprendí la eternidad que me había robado tu ausencia por tantos años, y al abrazarte reclamé el derecho de amarte que me negó el destino al esconderme tus pasos.
Quisiera que en tu equipaje llevaras mis besos,  que empacaras un par de abrazos para que te den calor en el camino. Quisiera que mís manos sostengan las tuyas mientras emprendes tu viaje. Quisiera que mi voz te acompañe y cante a tu oído esa canción que tanto te gusta. Quisiera que mi respiración sea tu aire, que mi alma acompañe a la tuya. Quisiera no tener que ver como te alejas, ni llegar a probar el sabor de tus lágrimas mezcladas en un beso de tus labios. Quisiera no decir adiós, no abrir esa puerta que te lleva lejos y menos quedarme en medio de un desierto, sin tú risa, sin tu voz, sin tu sexo... sin ti.