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Somos más fuertes que la distancia, nos sobreponemos al frío y a la ausencia, dedicamos cada anhelo, cada segundo a recordar los besos y las caricias,  a reconocer en nuestra voz las razones que unen nuestros corazones. Alimentamos el deseo de reencontrarnos,  de amarnos, de tocar nuestras fibras,  de rozar nuestros mundos, de no volver a separarnos, de seguir siendo uno,  como debió ser desde el principio.
Lo mejor de estar contigo es que cuando te miro a los ojos siento que mi alma está completa, que la vida ha tomado el camino correcto. Cuando te miro a los ojos siento que todo lo puedo, que los miedos se pierden, que el mundo es pequeño. Cuando te miro a los ojos siento que vivo en un sueño, que nuestro futuro comenzó con el primer beso. Lo mejor de estar contigo es que cuando nos miramos a los ojos el amor se hace presente
Tengo una pijama que te espera,  una almohada que aún guarda tu aroma, mil recetas para prepararte  y una botella del vino tinto que trajiste la última vez. Tengo recuerdos rotos  y un mar de historias para navegar a tu lado, Tengo en mis manos las caricias que te hacen falta y en mi boca esos besos que te gustan. Tengo un borrador de pasados y un futuro que quiero enseñarte, Tengo tu nombre en mi cabeza y en mi voz un te amo atado a él. Tengo la certeza de mi amor por ti  y la esperanza del tuyo
No merezco las sombras, ni que cambies mi nombre No sirvo para temerle al pasado,  al mío ni al tuyo. No nací para ser silencio, ni beso clandestino, ya he probado ese veneno y sobreviví, pese a ello (o gracias a ello) sé que no quiero ser un secreto.

Simiente

Sentí sus pasos resonar por el corredor que llevaba a mi oficina e imaginé una mujer grande, sin embargo, cuando sus pasos se detuvieron enfrente mío encontré una mujer de ciento sesenta centímetros de estatura, con una belleza imponente a pesar de su mirada triste. Vestía una blusa blanca con delgadas líneas de un color azul pálido, que delineaba perfectamente sus curvas y en su cintura dejaba entrever la piel bronceada de un abdomen apenas marcado por el ejercicio. Su apariencia distaba mucho de su personalidad tímida, apenas pronuncio palabra solicitándome un papeleo que urgía ser enviado a Bogotá y yo se lo entregué sin dejar de mirarla.  Días después tuvimos la oportunidad de hablar, conversamos primero cosas del trabajo y luego la conversación fluyo hacia asuntos personales, igual que yo, ella acababa de escapar de un matrimonio que solo daba dolores de cabeza. Quince días atrás había firmado mi divorcio en una mañana que me pareció por demás fría a pesar de la época del año y el
Abrí los ojos, seguías dormida y tus labios dibujaban una sonrisa. En el ambiente aún se sentía el aroma de la noche, de tu sudor, de mí sudor,  de nuestro sexo que estremeció los cuatro puntos cardinales de nuestra cama. Aún escuchaba tu respirar agitado y sediento, mi piel ardía suplicante por la tuya, mis labios seguían sintiendo la humedad de tus besos,  nuestros cuerpos temblaban, eléctricos al menor roce. Al abrir los ojos comprendí la eternidad que me había robado tu ausencia por tantos años, y al abrazarte reclamé el derecho de amarte que me negó el destino al esconderme tus pasos.
Quisiera que en tu equipaje llevaras mis besos,  que empacaras un par de abrazos para que te den calor en el camino. Quisiera que mís manos sostengan las tuyas mientras emprendes tu viaje. Quisiera que mi voz te acompañe y cante a tu oído esa canción que tanto te gusta. Quisiera que mi respiración sea tu aire, que mi alma acompañe a la tuya. Quisiera no tener que ver como te alejas, ni llegar a probar el sabor de tus lágrimas mezcladas en un beso de tus labios. Quisiera no decir adiós, no abrir esa puerta que te lleva lejos y menos quedarme en medio de un desierto, sin tú risa, sin tu voz, sin tu sexo... sin ti.

VIAJE

Edgar se levantó temprano como todas las mañanas, se bañó, afeitó su rostro y vistió aquel jersey rojo que tanto le gustaba, bajó los cuatro pisos de su edificio hasta el parqueadero. Salió en su auto. Sin apartarla de su mente condujo por las estrechas calles de su barrio hasta llegar a la avenida principal, pasó enfrente de su oficina y siguió de largo.   Al llegar a la troncal departamental aceleró aún más.     Tuvieron un día y una noche esplendidos, celebraron cuatro años desde que se conocieron y empezaron a jugar a mirarse hasta por fin fundirse en un solo ser, tenían poco en común y sin embargo lograron construir un amor bonito, como los que todo el mundo piensa que serán eternos. Edgar era un joven apuesto, seguro de sí mismo y de porte sobriamente elegante, Dani era una mujer blanca, con el pelo y los ojos de un negro profundo, sus mejillas dibujaban unos hoyuelos tan perfectos, que cuando sonreía, bien pudiesen ser la tumba de cualquier hombre capaz de enamorarse.    

“TOMAD Y COMED…”

“Tomad y comed…”, alzó la hostia hacia el cielo con su mano derecha como lo había hecho durante los últimos tres años, repitiendo en voz baja aquella fórmula que había aprendido en el seminario, pero no podía apartarla de su mente, seguía pensando en la redondez de su pecho, en su aroma, en los besos de sus labios carnosos, en la tibieza de su piel, en ese abrazo, en ese sexo pausado, en el orgasmo y el sudor de ella.   Ella estaba sentada en la primera banca y no dejaban de mirarse. César, el sacerdote nuevo, había llegado tan solo unas semanas atrás, aún era un muchacho y ya tenía algunos años desde su ordenación. Inés era un poco mayor que él, había enviudado recientemente y pasaba sus tardes de soledad en las actividades que ofrecía la iglesia; era una mujer de estatura promedio, con un cuerpo llamativo, los senos redondos, hermosa piel blanca, el cabello negro rizado, ojos grandes oscuros, sus labios carnosos de un sutil color rosa y su voz era suave en contraste con la voz

IRENE

Anoche soñé de nuevo contigo, te llamabas Irene y venías desde un pasado en el cual no pude hablarte.   Abrí los ojos y estabas frente a mí, sentada, mirándome fijamente, sonreías, nunca te había tenido tan cerca como para saber que llevabas brackets, simplemente desde mi rincón, escondido detrás de un tumulto de gente, podía ver que tu sonrisa brillaba, tus ojos jamás se encontraron con los míos, pero yo los seguía todas las veces que llegamos a compartir salón.   Las explicaciones del maestro y las preguntas de los compañeros se quedaban en el aire combatiendo el sonido de tu voz, el olor del alcohol y del hospital no impedían que pudiese quedarme con tu aroma. Así transcurrieron muchos días, y nunca tuve el valor de hablarte, entre el afán de las obligaciones y una timidez extrema.   Una tarde cualquiera, cuando ya se había esfumado el tiempo, te vi cruzar nuevamente delante mío y el efecto fue igual; desapareció mi voz, sudaron mis manos, reconocí el medio flequillo que

MALES BUSCADOS

No tuvieron que suceder muchas cosas para que estuviésemos de nuevo los tres sentados a la misma mesa, en nuestros años de adolescencia construimos una amistad tan firme que sobrevivió pese a estar enamorados de la misma mujer en los primeros años de la adultez.  Y aunque tuvimos periodos de difícil distanciamiento, en el momento preciso, hemos sabido que contamos con la mano de los otros para levantarnos y uno que otro putazo para despertarnos. Creo que pocas personas en la vida se conocen tanto como me conocen y conozco a éste par de jumentos, y es que los tres tenemos la testarudez de un burro, impulsivos a más no poder, apasionados, pero con el cristo de espaldas en cuestiones de amor, “males buscados” dicen sabiamente nuestras madres.   Esa noche trajimos a la mesa las congojas de los últimos días. La mía, un noviazgo muy corto, a mis casi cuarenta años, me enamoré de los ojos más hermosos que había visto, su hermosa sonrisa me había devuelto la mía y tal vez por eso le di

SEMILLAS

Pipe regresó sobre sus pasos a recoger el carrito que dejó tirado al lado del portón, en eso sonó un disparo y el aire se quedó invadido por un zumbido. Su cabecita fue atravesada por una bala y en menos de un segundo cayó al suelo. Su sangre penetró rápidamente la tierra sembrada hace tiempo con semillas de esclavitud y de horror. En su mano apenas se apretaba un poco aquél juguete.  María cayó de rodillas soltando los pocos harapos que apretaba contra su pecho y aunque ya estaba llorando, sus ojos, destellantes de rabia y dolor, dejaron rodar por sus mejillas las más amargas lágrimas que nunca hubiese podido derramar. La pequeña Mónica seguía corriendo por el maizal, mientras la madre se pone de pie y  corre alcanzando a su pequeña hija.  Se escondieron bajo el abrigo de la noche, ya no había nada que hacer, no podían volver a su casa y sin embargo, tenían que seguir viviendo.

EL NUDO AZUL

Con la licencia que me da ser quien escribe, voy a hablar sobre ti, tal vez obviando lo que no conviene que otros conozcan sobre nuestra historia. Habían pasado algunos años desde que bajé del bus que me trajo de Medellín, pero no había descargado la maleta grandísima llena con todos los miedos que fui vistiendo poco a poco durante toda la vida; había intentado recuperar esas aventuras que me llenaban de gozo y energía en mis años de adolescencia.  Para entonces estaba saliendo de una relación poco más que tormentosa, pero enriquecida por muchas noches al calor de una chimenea, lecturas y conversaciones fascinantes, vino, ron, el humo de los cigarros inundando el ambiente y el amor hecho a las prisas sobre un sofá con la sobrecogedora angustia de ser descubiertos. De repente, una tarde cualquiera, en medio del barullo de decenas de niños te descubrí mirándome desde tus trece años, el pelo negro despeinado bajo una pava azul, tus mejillas sonrosadas, estigmas del sud

PLUTO

Después de muchos años, después de soñar muchas veces con ese momento, el recuerdo se fue deformando y ésta es simplemente la forma en que el caos de esos días permite que venga a mí memoria, sin embargo, sé que cuando leas estas lineas sabrás que estoy hablando de ti. La noche era tan fría como las típicas noches de nuestra ciudad, fumé rápidamente mi cigarro y salí a tú encuentro, en tus manos una botellita de Bacardy y un pequeño perro amarillo de peluche, que dicho sea de paso me acompaño por muchos años hasta que se refundió en la necesidad de olvidar lo que en mi corazón sentía. Regresabas de un viaje de pocas semanas que para mí fue interminable, tuvimos como siempre una larguísima y agradable conversación, recuerdo tu forma de hablarme y de mirarme, esa ternura en tus ojos, finalmente sabias lo que pasaba por mi corazón y mi cabeza, pero no podías sentir lo mismo. Torpemente seguí creyendo por mucho tiempo que también te enamoraste de mí, que no era el hombre que ne

Trescientos

Esa como todas las mañanas había caminado los trescientos metros que separaban la cabaña del rio, caminó con pasos cortos, repitiendo cada una de las pisadas de sus botas durante los últimos meses, pensando una palabra por cada paso. Había llegado 6 meses atrás escapando de todo, únicamente llevaba 3 de sus camisas de cuadros 2 pantalones de mezclilla y uno de dril verde como el prado. Los días transcurrían entre el humo de su cigarro preferido, tazas de café, profundos tragos de ron añejo y lecturas deliciosamente interminables, cada rato se detenía a meditar y a orar (hace un tiempo había optado por volver a la fe que desde niño le enseñaron en casa).  Había tardado mucho tiempo en llenar de libros los anaqueles que ocupaban varias de las paredes de su cabaña pues los había elegido cuidadosamente entre sus libros preferidos, los de su padre y unos cuantos que heredó de una gran amiga que se había ido apagando víctima de un cáncer de estómago intratable. Cocinaba todos
¿Me preguntas sí eres hermosa? Eres decidida, endiablada, dolorosa y cínicamente hermosa
¿Es linda la luna?  Tan linda como tus ojos que la miran, Tan brillante como tu sonrisa, Eres tú, mí luna, en tu lejana paz,  pero paz alfín y al cabo,  Esa  paz que me das,  que me robas y otras veces me niegas, Esa paz de tu sonrisa,  enmarcada por un beso  Y un adiós
Dicen que el amor no puede ser cobarde y mi amor por ti carece del impulso intrépido de enfrentarte ahora, porque sé que tienes el control, sé que puedes hacer conmigo lo que quieras, que con una palabra puedes hacer que a mí vida llegue de nuevo la luz y que tu silencio me hundiría en una oscura desazón, en un dolor intenso imaginable solo en mi sueños cuando eres aún más inalcanzable.
Hoy dormí nuevamente abrazado a tu corazón, Lo saqué del rincón donde estaba guardado, Quise sentir nuevamente tu aroma, devolverle a mis noches tú presencia, Y dormir aferrado al recuerdo de tu sonrisa que para mí significaba amor...
Estaba pensando en que está pandemia nos tiene la vida pospuesta a todos, como si se hubiese congelado en un solo minuto el reloj,  a veces ya hasta tienes la mente en blanco y no duermes, como si faltara esa palabrita o esa sonrisa para poder dormir, y todo se reduce a ello, a la falta que hacen las cosas y las personas que nos dan paz...

yermo

Sin un día descubres que estás pensando en mi,  Que mis besos te hacen falta,  Que tus manos están incompletas sin las mías, No regreses, sigue de largo, no pierdas el paso, Encontrarás a tu vuelta el yermo de mí amor marchito Y mis ojos vacíos que ya no querrán mirarte
Hoy recordé esa tarde del primer beso, tan suave, tan tibio, producto de una casualidad, cierro los ojos y nuevamente estremece mi alma, hasta la última fibra, hasta el poro más pequeño de mi piel; convierte en electricidad, en un rayo azul cada suspiro, cada centímetro del aire que respiro.  Y ahora, al abrir los ojos descubro la realidad que me destruye a dentelladas, que devora mi cuerpo y congela  mi alma.   
Hace tanto no lloraba, pero hoy tu recuerdo se encendió en mi pecho, allá en lo profundo donde habita el alma, allá donde vivir se confunde con amar, donde reposaban tus ojos y tus labios, donde el calor de tus manos no me era esquivo y tú abrazo aún mantenía unidos los pedazos de mi corazón, pero no pude retener tu recuerdo puro y en mis oídos sonó nuevamente tu adiós que me invadió entre lágrimas...
Siempre tendré en la mente la expresión de tu rostro cuando te entregué esas últimas rosas, como contaste hábilmente su número, cómo entendiste y asentiste su significado, recuerdo esa última tarde, esa conversación, su seriedad y el final entre risas, pero jamás entenderé que cambió desde ese momento, jamás entenderé por sigo cayendo en este vacío dolor
Me gusta oír tu voz, Mirarte de lejos e imaginar que me hablas, que reemplazas mi nombre con una palabra bonita,  que tus labios son para mi, que sus besos son solo míos, Que tus manos toman las mías y me entregan su calor, que me donas tú paz en un abrazo, Y de repente trato de hacerlo y paso a través tuyo como este fantasma en el que me he convertido.
Le estoy buscando explicación a lo inexplicable, una razón al sin razón,  un sentido a este sin sentido que me deja sin piso, sin tú beso, sin tu abrigo y sin tu amor
Solo se quererte Olvidé cada uno de los amores viejos y los besos cansados, Olvidé el frío de la soledad  que ha sido mi compañía por años, Olvidé la rima de los versos, los libros y su olor extraño, Olvidé las palabras de tu adiós cuando te fuiste de mi lado , Olvidé como odiarte, porque a pesar del vacío y el llanto,  solo se quererte y no sé por qué quererte duele tanto
Cuando el timbre del teléfono sonó cogí las llaves del carro, me puse la chaqueta y apague las luces de la casa, estaba esperando esa llamada todo el día y en ese momento, cuando la noche caía, era el momento para verte, lo ansiaba tanto, era lo único que me me animaba durante todo el día, había tomado café, una, dos, tres y hasta seis tazas, fumé varios cigarros, miré por la ventana una y otra vez esperando que oscureciera y por fin cayó la noche, tu voz al otro lado del telefono me confirmaba la hora de salir, bajé las escaleras de dos saltos, salí a la puerta, cuando por fin alcance a verte te esfumaste  y desperté de ese sueño que me devolvía la esperanza
No quiero tus abrazos sin tus besos, sin la posiblidad de mirarte luego a los ojos y perderme en su indescriptible brillo de marrón.  No quiero escuchar tu voz sí no es esa caricia que hace brillar más aún el sol. Y ni pensar en ver tu silueta acercarse, porque no quiero una presencia ausente, no quiero la cotidianidad que eclipse lo que algún día nos unió.
Algún día sabrás que perdiste un amor puro, real,  Que perdiste mi corazón que aunque roto aprendió a amar todo lo tuyo, tu sonrisa, tú voz,  Que mis imperfecciones, mis años y mis ojos solo querían amarte, Y cuando tu rostro extrañe mis manos tibias, cuando en la noche resuene mi voz en tu recuerdo no podrás seguirla, tus pasos no podrán encontrarme, porque aquel que te amaba, aunque mí corazón siga latiendo, habrá muerto.

Dos o tres eternidades

Se esfumaron las eternidades que prometiste ahora el tiempo me consume lentamente, no pasan los días, mi rostro se hunde en un profundo espejo, se rompe su reflejo, se divide en dolor y en anhelo, en brillo y oscuridad. Tus palabras son un suplicio, se clavan atravesando mi alma llevando la serenidad que quedaba y busco en ellas un te amo, así sea un susurro, un engaño del viento que traiga de regreso tus  eternidades
Y paso la noche aferrado a un corazón de trapo,  a un souvenir de una fecha distante, Un objeto que escogiste al azar, A esa mentira roja y suave, Como sí de verdad fuese parte de ti, De tu aroma guardado en mí recuerdo,  Caigo en su falso abrazo, En un ensueño intranquilo, Fundido en el sopor de este amargo veneno De tus besos esquivos y tú falsa paz
Hoy tardé un poco más en levantarme,  seguía esperando tu saludo en la mañana, esa señal para salir corriendo a la ventana, y empezar mi día con una sonrisa Es poco tiempo y aún sufro tu fantasma, espero unas palabras unas letras,  anhelo tu risa,  tu manos, tu mirada, el color de tu alma y tu aroma. Entonces... preparé dos tazas de café, bebí una mientras la otra se enfriaba y apuré dos largas caladas de humo ahogando este nudo en la garganta...
Que no daría para que te enamores de mí, El aroma de todas las flores, El azúcar de una galaxia de gomitas, El calor de mis manos, Todos mis latidos en un abrazo. El sabor de mis besos,  Te daría mis oídos para escuchar tu historia, tú presente y tú futuro, Y cuando suceda... Caminaré a tu lado,  Contemplaré las estrellas y la luna reflejadas en tus ojos y disfrutaré en el viento la mágica música de tu risa.
Cuanto me quiero quedar a tu lado, Escucharte hasta que te quedes dormida, Abrazarte hasta que desaparezcan las cargas del día, de la vida. No quiero el vacío de tu ausencia,  despertar y saber que ya no estas, que tus pasos no cruzan los míos, que te vayas convirtiendo en un recuerdo  y no saber si estoy en el tuyo Quiero un beso tuyo y que sea nuestra comunión,  Poder mirar tus ojos y descubrir una sonrisa cada vez que mires los míos, saber que con  mi presencia  te doy paz y que traes paz a mi vida.
Tus palabras resuenan en mi mente como una tormenta y en esos silencios, en esas ausencias siento nuevamente el frío que retorna traído por la lluvia, miro tus ojos que ya no me dejan ver tu alma y despierto de esta pesadilla sabiendo que es solo el recuerdo de un mal día. 
Es de noche, en el silencio busco tú voz, tal vez un último susurro de tu amor antes de dormir, me voy hundiendo en la oscuridad, pero el tenue destello de tus ojos me ilumina desde el alma; el cálido recuerdo de tu piel y tú aroma me embriagan, me adormecen y me entrego a un sueño en el que puedo sentir tus labios por última vez.
Solo espero el día en que me abras tu corazón y tú alma sin ninguna reserva, en que por fin me haya ganado un lugar en tu vida, cuando mis besos sean los únicos besos que recuerdes y anheles , ese día cuando no quieras soltar mi mano, cuando mi abrazo te abrigue y despiertes buscando en mis ojos la luz de tu amor